Si algo me gusta de los juegos indies es cómo juegan con los propios recursos de los videojuegos y con las expectativas que tenemos como jugadores.
Esa idea base no puede ser más acertada que con el juego The company of myself, un juego online gratuito que puede pasarse en diez minutos y que se desarrolla sobre una mecánica de puzles y plataformas de toda la vida: moverse, saltar, etcetera, pero que sigue, sobre todo, una narración que apoya dicha mecánica, casi como un meta juego.
(Si esto no te parece muy original, piensa que The company of myself apareció en 2009)
El protagonista es un ermitaño (luego sabremos que se llama Jack) que vive en un mundo campestre, que cree ser el único hombre de la Tierra.
Jack es un tipo inseguro y entristecido, y sus pensamientos, como narrador, nos acompañarán durante todo el juego. El tono de sus reflexiones será cada vez más oscuro.
El título del juego permite diversos significados. Jack cree que está solo, pero puede convocar a voluntad una o varias sombras, que imitan sus movimientos y le ayudan a avanzar en este extraño y vacío mundo en dos dimensiones.
Por supuesto, las cosas no son lo que parecen. Jack no está –ni ha estado en el pasado- realmente solo, y tampoco es la víctima solitaria y melancólica, como parece en un principio. Y hasta ahí podemos leer.
The company of myself no es un juego para jugar en un día en que estás flojo de ánimo.
El juego lo desarrolló Eli Piilonen, con el arte de Luka Marcetic y la música de David Carney, y obtuvo excelentes críticas en su momento, hasta el punto de que produjo una precuela, Fixation, en 2012, de Nuevo con Piilonen y David Carney a los mandos. Si os gustó el primero, echadle un ojo también, es igual de recomendable.
¡Hasta el próximo videojuego!