Las redes sociales pueden convertirse rápidamente en una adicción a la que recientemente se bautizó como FOMO. Las siglas de este síndrome significan Fear of Missing Out, es decir, el miedo a perderse algo.
Lo cierto es que cada vez se pasa más tiempo en las redes sociales y por lo general sus usuarios las utilizan para poner cosas positivas, por ejemplo lo que hacen el fin de semana o con quién. Y ese es el problema. Cada vez son más las personas que sienten que su vida es mucho menos interesante que la de sus conocidos y amigos, lo que hace que sientan que se están perdiendo algo todo el tiempo.
Si miramos el síndrome desde este punto de vista el FOMO simplemente es otra manera de llamar a un miedo social que siempre ha existido: la exclusión. Tanto la ubicuidad e instantaneidad de las redes sociales como lo indispensables que se han vuelto los smartphones no han hecho más que convertir ese miedo que ya estaba ahí en un acompañante habitual de los usuarios.
¿Cómo saber si tengo el síndrome FOMO?
A continuación os detallamos algunos de sus principales síntomas:
- Estar todo el tiempo pendiente de las redes sociales y revisar continuamente las actualizaciones de tus contactos
- No despegarse del móvil porque siempre se está esperando una llamada o un mensaje.
- Comprobar cada poco tiempo el correo electrónico.
- Envío de mensajes con mucha frecuencia para así estar al tanto de los planes de amigos y familiares y evitar de este modo quedarse al margen.
- Cuando se está en una reunión o bien se sale a dar una vuelta la sensación es de ansiedad por perderse lo que sucede en otros sitios a los que se podría haber ido.
Desde el punto de vista de la psicología, este síndrome a largo plazo implica que sus afectados no viven ni disfrutan de su vida, se angustian por el paso del tiempo y por las cosas que se pierden, es decir, se genera una continua insatisfacción.
Sherry Trukle, socióloga del Instituto de Tecnología de Massachusetts, cree que el principal problema es el hecho de que medimos el éxito a través del número de llamadas realizadas, correos electrónicos contestados y contactos llevados a cabo. Sin embargo nos enfrentamos a una paradoja: a pesar de que continuamente nos recordamos que vivimos en un mundo complejo, cada vez nos paramos menos a pensar en lo que hacemos porque tenemos la necesidad de contestar instantáneamente. A grosso modo esto implicaría que el deseo de estar atentos a todo hace que no estemos atentos a nada, nos volvemos irreflexivos e impulsivos y eso nos hace sentir al mismo tiempo ansiosos e insatisfechos.
Los expertos recomiendan fijarse unos límites o reglas de obligado cumplimiento, como una especie de práctica de autodisciplina:
- Consultar el correo electrónico solo durante un tiempo determinado al día, en horario laboral. De este modo queda claro cuando se está disponible, las personas que envían los e-mails se adaptarán. El resto del tiempo lo recomendable es olvidarse del correo electrónico y centrarse en otra cosa.
- Desconectar el móvil al menos un ratito cada día. Las llamadas que se espera recibir nunca son tantas como las que realmente se reciben. Se puede vivir sin el móvil.
- Planificar las consultas en redes sociales, por ejemplo fijar un máximo de cuatro al día y no más de veinte minutos cada una.
Un 52% trató de abandonarlas por un tiempo, sólo un 24% pudo
Gracias a una nueva encuesta realizada recientemente por la empresa MyLife sabemos que el 56% de los usuarios de redes sociales tienen miedo de no enterarse de eventos, noticias o cualquier novedad si está desconectada de las redes sociales durante un tiempo. El 26% de ellos aseguró que cambiaría otros hábitos como fumarse un cigarrillo o no ver un reality en la televisión por acceder a las redes sociales mientras un 51% asegura visitar con más frecuencia las redes sociales que hace dos años.
En cuanto a su uso, un 27% de los encuestados afirma que entra en las redes sociales en cuanto se levanta y un 42% admite tener más de una cuenta, porcentaje que aumenta cuando hablamos de los usuarios de entre 18 y 34 años. Según el estudio, una persona cuenta con 3,1 direcciones de correo electrónico mientras que el año anterior eran 2,6.
A pesar de que un 52% de los encuestados se ha planteado seriamente en algún momento del último año tomarse unas pequeñas vacaciones de sus redes sociales, tan sólo un 24% logró llevarlo a la práctica.
Más información en la infografía completa.