Normalmente, el declive de las grandes empresas tecnológicas (las llamadas unicornios) suele ser lento, aunque progresivo. El caso más paradigmático es de Yahoo, en franco descenso desde 2010. Sin embargo, Twitter parece estar cayendo en picado. ¿Qué le está sucediendo a la red social de los 140 caracteres?
Primero, que no crece lo suficiente. En el último cuatrimestre de 2016 consiguió dos millones de usuarios activos, una cifra ridícula en comparación con Facebook, que en ese año ganó 270 millones de usuarios nuevos, o Instagram, con 150 millones más. La lógica de las redes sociales es dura: si no se crece, se pierde todo. Twitter cayó en bolsa, de 70 dólares por acción a 18, acumuló pérdidas de 167 millones de dólares en el ejercicio del 2016 y, como consecuencia, sufrió un descenso de contenido patrocinado. Lo que se dice una reacción en cadena.
Eso fue el año pasado. Las estimaciones de 2017 indican que en los últimos tres meses ha perdido un 3% de usuarios y un 14% de ingresos publicitarios. Eso equivale a 116 millones de dólares de pérdidas en el segundo trimestre de 2017.
No importa que el polémico (por decir algo) presidente de Estados Unidos, Donald Trump, utilice a diario la plataforma como altavoz para sus barrabasadas. Los expertos calculan que más del 8% de los usuarios de Twitter son bots que producen contenido automático, lo que por general suele equivaler a publicidad o al menos contenido de poca calidad.
Para mayor desgracia, la competencia de otras redes se ceba con ella. Instagram y Snapchat cumplen igual de bien o mejor que Twitter la capacidad de inmediatez, y hasta Weibo, el clon chino de la red de microblogging la supera en cotización.
Hay que reconocer que la compañía no ha sabido renovarse. Mientras las demás redes sociales incorporan novedades de manera constante, Twitter apenas ha cambiado. Decir que su mayor aportación reciente ha sido que el subir imágenes no reste caracteres a un mensaje, es decir muy poco. La sección de Momentos es interesante y da un valor añadido a una red cuya premisa es la fugacidad, pero el más reciente cambio a un diseño “redondo” y los nuevos iconos de cada tuit parecen decisiones innecesarias y hasta superfluas en una época en que Twitter necesita una verdadera revolución que le aporte algo de oxígeno.
Para el futuro próximo se anuncian novedades como la contratación de una tarifa plana de 99 dólares al mes para amplificar los tuits y perfiles, una alternativa a la contratación de anuncios individuales. Veremos si de esa forma consiguen enderezar el rumbo.
Ojalá sea así y podamos seguir disfrutando con una de las redes a la que más cariño tenemos.