El pasado mes de junio se dio a conocer la noticia de la apertura de una aceleradora especializada en empresas de alto contenido tecnológico en Barcelona. Ha sido el primer espacio destinado a incentivar este sector empresarial, con las ventajas que esto supone: trabajo de calidad, estabilidad y puesta en el mercado de productos de gran valor añadido.
Este espacio, ubicado en el distrito 22@Barcelona, tiene unos mil cuatrocientos metros cuadrados y dispone de unos veinte módulos, espacios comunes y una sala para formación.
Este tipo de entidades no son precisamente nuevas, pero sí parecen estar experimentado un auge considerable, por lo que la noticia mencionada parece indicar. En España ya hay casi trescientas, según datos de la plataforma StartupXplore, repartidas sobre todo en Madrid, Cataluña, Valencia y Andalucía.
Veamos en qué consisten.
Las aceleradoras, también llamadas viveros o incubadoras, son entidades que facilitan la constitución de empresas, les ofrecen asesoría, guiándolas para que tengan éxito, creen puestos de trabajo, mejoren la economía del país y el ecosistema del mercado.
Aunque los tres términos se utilizan a veces de manera indistinta, no son exactamente lo mismo.
Los viveros son organismos de creación pública y sin ánimo de lucro, destinados a orientar a las nuevas empresas recién creadas por medios logísticos, económicos o de gestión. Las empresas reciben una atención personalizada, mediante la que los expertos tratan de que el nuevo proyecto se exponga a los menores riesgos posibles.
Se puede argumentar que, aunque el objetivo sea favorecer el emprendimiento privado, los viveros cumplen una labor de utilidad pública para el Estado y los ciudadanos, ya que muchas de las empresas que reciben la ayuda suelen quedarse en la misma ciudad o país y revitalizan los sectores en que operan.
Es por ello que, pese a su origen público, el capital privado esté participando también en ellos.
Las incubadoras suelen reducirse a espacios físicos que permiten dar sus primeros pasos a empresas por un bajo coste. Se trataría de un modelo básico, simplificado, del trabajo que hacen las aceleradoras.
Las aceleradoras son de origen privado y buscan incentivar las relaciones de la nueva empresa con otras de su sector y así mejorar su posición en el mismo, a través de un programa de mentorización y apoyo económico de algún tipo. Algunas aportan también una localización física para las beneficiadas, pero no siempre.
Las aceleradoras suelen trabajar con cada empresa por un tiempo limitado y en algunos casos hasta participan con capital en su desarrollo. Algunas son creadas por corporaciones más grandes, otras nacen desde cero, e incluso como proyectos personales. Aunque en general no se enfocan en ningún tipo de negocio específico, ya empiezan a existir aceleradoras especializadas, ya sea por el área del negocio, como hemos visto en la noticia de inicio del artículo, o por el medio al que están dedicadas, por ejemplo, al campo de los móviles.
Quizá la primera aceleradora, y la más famosa en todo el mundo, sea Y Combinator. Esta compañía invierte dos veces al año la cantidad de 120.000 dólares en un centenar de empresas, las cuales deben trasladarse a Silicon Valley durante tres meses para recibir la asesoría. El proceso termina con una sesión llamada Demo Day, donde cada startup explica su proyecto ante una audiencia restringida. La relación con la aceleradora, en todo caso, puede prolongarse en el tiempo después de su presentación.
Y Combinator surgió en 2005 y su funcionamiento se ha imitado en todo el mundo desde entonces. Empresas y webs como Docker, Dropbox, airbnb, reddit, CodeAcademy o weebly han utilizado Y Combinator como trampolín. Claro que no todas de las mil cuatrocientas compañías que han pasado por sus cuarteles han gozado del mismo éxito.
¿Cómo empezó todo?
Los viveros nacen en los Estados Unidos de los años cincuenta, a raíz de una iniciativa de la Universidad de Stanford para extrapolar la tecnología del ámbito académico al empresarial. Fue una idea precoz: hubo que esperar a los años ochenta para que llegara el boom de los viveros.
Antiguamente los viveros ceñían sus servicios al espacio físico. Hoy en día, como puede esperarse, se dan también los viveros virtuales.
España es un lugar cuyas empresas pueden beneficiarse en gran medida de los viveros o aceleradoras. Nuestra media de pymes es superior a la europea y su fragilidad, muy alta, máxime en estos tiempos de crisis. Los primeros viveros españoles aparecieron en los años ochenta en el País Vasco. Hoy la mayor parte se encuentran en Cataluña.
El concepto de empresa aceleradora es más reciente que el de los viveros. Apenas trece años han pasado desde la llegada de Y Combinator, y solo ocho desde que el modelo se exportó a España. Ahora que contamos con un extenso número de ellas operando en nuestro territorio, se empieza a hablar de una cierta burbuja. Veremos con el tiempo si es así o si hay demanda suficiente para ellas.