¿Burbuja o tendencia real? La realidad mixta lleva unos años en el candelero tecnológico y todas las empresas parecen interesadas en ella, ya sea como desarrolladores o productores de dispositivos para el usuario final.
Pero, ¿qué es la realidad mixta?
Definamos primero las dos ramas precedentes, aunque ya las conozcamos bien:
La realidad virtual (VR) crea una realidad diferente a través de un medio. Se experimenta mediante un dispositivo, generalmente, unas gafas que generan las imágenes y, de manera opcional, unos cascos para escuchar el sonido.
La realidad aumentada (AR) consiste en superponer imágenes virtuales sobre el mundo real, por ejemplo mediante la cámara de un teléfono móvil o tableta, pero también con dispositivos como las Google Glass.
La realidad mixta (MR) o híbrida, como su nombre indica, propone conjugar ambos conceptos.
Es decir, crear un modelo en tres dimensiones del mundo físico y añadir imágenes virtuales de gran definición con las que se podría interactuar. Antes de la pandemia se esperaba que las compañías tecnológicas movieran en torno a ciento sesenta mil millones de euros en realidad mixta.
Elementos
¿Qué se necesita para experimentar esta tecnología? Lo principal, un dispositivo de visión, principalmente en forma de gafas, como en la realidad virtual, que contarían con una CPU propia o conexión a un equipo externo.
Empresas en liza
Google está trabajando en ello con su Proyecto Tango. Su método: escanear un escenario en tiempo real para luego mezclar la información escaneada y la virtual.
Microsoft también lo está explorando con sus gafas HoloLens y su proyecto Windows Mixed Reality, basado en Windows 10 y compatible con gafas de otras marcas como las de Acer. Por ambos productos se puede decir que Windows es quien lidera el mercado en la actualidad.
Magic Leap lleva tiempo prometiendo unas gafas inteligentes, que se apoyaría en una tecnología llamada de campo de luz, que consistiría en proyectar imágenes en tres dimensiones de tal manera que la retina la enfoque igual que un objeto de la vida real. Magic Leap van lentos pero seguros: Alibaba y Google les apoyan y se calcula su valor en unos siete mil millones de dólares. Su primer modelo de gafas de realidad aumentada, presentado en 2018, no prosperó, y después de reorientarse del terreno comercial al profesional y de despedir a su CEO, la compañía parece estar iniciando una segunda etapa.
MetaVision ofrece Meta 2, un dispositivo de venta al público, similar a las HoloLens y a un precio más asequible: 950 euros, tres veces menos que las de Microsoft.
Daqri se desmarca del modelo de gafas habitual y opta por un casco inteligente que facilita una visión de 120 grados con apenas un kilo de peso. Es el más caro hasta el momento: de cinco mil a quince mil dólares, según sus características.
Un mundo por explorar
Si con los dos modelos anteriores, realidad virtual y aumentada, las aplicaciones parecían inmensas, con la realidad mixta no parece haber límite.
Para el entretenimiento: imaginemos lo que significa eliminar las pantallas. Los contenidos se consumirían en entornos inmersivos, ya sea para el cine o para atracciones en parques temáticos.
Para el desarrollo de prototipos, sobre todo para la arquitectura, donde se pueden levantar construcciones virtuales sobre un plano escaneado de la realidad.
Para la formación y educación, sobre todo de ramas técnicas.
En el campo sanitario, tanto en labores quirúrgicas como en diagnósticos, formación e implementación de técnicas más sencillas de detección temprana de enfermedades.
Y, por supuesto, los videojuegos, esa industria omnívora y mastodóntica que no parece tener final, y que a cada paso que da nos hace pensar que solo hemos visto el principio de su verdadero potencial.
Seguiremos leyendo sobre la Realidad Mixta, ya sea en esta realidad o en la otra.