Tras el escándalo de espionaje protagonizado por la NSA hace unos meses, son muchos los usuarios que han empezado a preocuparse por su privacidad y empiezan a preguntarse a qué accedieron al registrarse en determinadas redes sociales y aplicaciones cuando dijeron que sí a sus Condiciones de uso.
Nametag y la nueva patente de Apple
Tanto el lanzamiento de la aplicación Nametag como el anuncio de Apple de ofrecer a sus usuarios publicidad dependiendo de su estado de ánimo han hecho que Internet vuelva a debatir sobre el eterno problema de la privacidad en la red de redes.
Nametag es una aplicación que utiliza las redes sociales como una gigantesca base de datos puesto que lo que hace es permitir al usuario sacar un fotografía con el móvil y contrastar ésta con millones de imágenes con el objetivo de identificarla. Los servidores de Nametag son los que se encargan de ofrecernos toda la información pública que exista sobre esa persona en las redes sociales. La empresa responsable de la aplicación, FacialNetwork, pretende además utilizar esa capacidad para saber si esa persona está o no buscando pareja en servicios de citas online.
Por otra parte está Apple, que en su nueva solicitud de patente habla sobre mostrar a sus usuarios publicidad dependiendo del estado de ánimo de éstos. Las tecnologías ahora mismo ya permiten ofrecer información adaptada más o menos a los intereses de cada usuario y eso es algo de lo que la publicidad quiere aprovecharse. El sistema de Apple permitirá al usuario mostrar un anuncio según su estado de ánimo junto con otros detalles como su ubicación, etc.
El mundo de las apps
Bajar una aplicación es algo que hoy en día se hace prácticamente de manera automática, el problema es que muchos usuarios no tienen en cuenta que al instalar esa app se está dando consentimiento a que se realicen distintas acciones en el dispositivo y la app tenga acceso a la información del usuario.
Lo cierto es que para funcionar correctamente las apps piden distintos permisos con los que buscan utilizar determinados recursos del sistema para ejecutar sus tareas adecuadamente. En el caso de Android el permiso se pide antes de descargar la app, en el caso de iOS es una vez instalada, la primera vez que se abre.
Lo más recomendable en estos casos en los que es inevitable dar algunos de nuestros datos es desautomatizar la descarga de apps y tomarse unos minutos para leer y comprender los permisos que éstas requieren según las funciones que llevan a cabo.
¿Son seguros nuestros dispositivos?
De acuerdo con los datos de la revista Wired nuestros dispositivos actuales no son seguros. Para dar fe de ello se llevaron a cabo una serie de pruebas, una de ellas consistió en intentar hackear 30 routers. El resultado fue que tan sólo la mitad de ellos no fueron hackeados.
El principal problema parece ser que a los fabricantes en realidad no les interesa la seguridad sino abaratar los costos lo máximo posible, lo que hace que no inviertan en ingeniería para asegurar esos datos.
El futuro de la protección de datos
Por desgracia, la protección de los datos personales en Internet no tiene un pronóstico a futuro favorable, lo cierto es que resulta cada vez más complicado para los entes gubernamentales controlar si estos dispositivos cumplen o no con sus políticas de privacidad. Así, a pesar de que algunos usuarios sí sean conscientes de ello y se quejen, al final posiblemente terminarán consumiendo esos productos. La alternativa podría ser unirse a alguna de las nuevas redes sociales que están surgiendo y que prometen una mayor privacidad a sus usuarios.