La industria del videojuego se encuentra en plena efervescencia. La tecnología se ha abaratado y fortalecido e internet ha llevado las posibilidades de comunicación a casi cualquier rincón del globo. Esto ha permitido que las compañías grandes, Nintendo, Sony y Microsoft, abarquen el mercado con cifras millonarias, pero también ha abierto nichos para la creación independiente. Vehículos para obras minimales y personales, a veces más interesadas en la producción artística o el disfrute personal que los rendimientos económicos.
Una de las tendencias más interesantes de los videojuegos actuales son los universos procedurales.
Por procedural nos referimos a un procedimiento de programación para crear sistemas complejos sometidos a unas normas. No hay más que desarrollar un algoritmo de generación del mapa del juego, en vez de hacerlo manualmente. En la matriz de la que se parte se definen los valores que nos interesen: tamaño del escenario, la obligatoriedad, o no, de que exista una salida para el personaje y cualquier otro requerimiento. El programador indica en esas premisas básicas qué sucederá de forma aleatoria, qué será flexible y qué no.
Esto ahorra mucho tiempo de trabajo tanto al programador, que ya no precisa modelar cada ínfimo detalle de su historia, como al motor del videojuego, que puede ahorrar en memoria y computación. Un esfuerzo menor para unos resultados infinitos. La relación calidad-precio parece inmejorable.
En todo caso, si uno quiere lograr un cierto realismo en su juego, debe atenerse a muy complejas premisas. Por ejemplo, para el juego Dwarf Fortress, su creador tuvo en cuenta unos factores básicos, como la temperatura, las lluvias o la elevación de un terreno para la creación de los mapas, de tal manera que al lado de un desierto nunca apareciera una jungla boscosa. Al calcular los efectos de la erosión y el curso habitual de la historia sobre la orografía de un terreno, Dwarf Fortress recreaba mundos con una historia de cientos o miles de años aunque podía tardar horas en cargarlo.
En los juegos procedurales, el jugador ya no debe vencer al juego, recorriendo todos sus niveles: ahora el placer está en explorarlo, y cuando uno se aburre del universo en que se mueve, basta con empezar una nueva partida. Se suele conocer a estos juegos de final abierto como no lineales o sandbox.
Si hablamos de juegos procedurales es porque uno de ellos, No Man´s sky, está causando una enorme expectación en el sector. Aún no ha salido, y los trailers que han ido apareciendo en los últimos meses han desembocado en una presentación en la última E3, la gran feria anual de videojuegos de Estados Unidos, donde toda la prensa se ha rendido ante el juego creado por Hello Games.
En No Man´s sky interpretamos a un personaje que aparece en un punto cualquiera de una galaxia. Nuestro propósito será explorarla, para mejorar nosotros y nuestra nave. Iremos visitando planetas con una infinidad de ecosistemas que albergarán su propia fauna y flora. No habrá instrucciones ni ayuda. Aprenderemos a jugar, jugando. El universo será de una vastedad impresionante. Cada estrella que miremos en el firmamento, prometen los programadores, será un lugar visitable y lleno de recursos.
En un momento dado quizá entraremos en contacto con otros jugadores que también exploran el cosmos. Estará en nuestra mano colaborar con ellos, ignorarles, entablar amistad u ocultar información de lo que hemos visto en nuestro viaje. Tanto los jugadores como los mundos que visitemos pueden ser peligrosos, así que podemos esperar unas cuantas escenas de acción.
Si hay un objetivo, aunque no sea nada claro, en No Man´s sky, es llegar desde nuestro remoto lugar de origen hasta el centro del universo. Cada planeta recorrido será un punto intermedio cada vez más peligroso y diferente de lo que hemos conocido.
La interacción entre jugadores también es algo flexible. Uno puede o no toparse con otro jugador en toda su partida, aunque se espera de nosotros un cierto nivel de cooperación. Las acciones de cada personaje, si son mínimas, puede que nunca repercutan en la vida de los demás. Aunque si alguien toma una decisión draconiana, como extinguir una raza animal entera, puedes estar seguro de que otra persona se dará cuenta.
Y todo esto lo han desarrollado cuatro personas.
No Man´s sky es el ejemplo más grandioso, pero hay muchos otros juegos esperando su turno.
Limit theory, un juego financiado por crowdfunding en apenas cuatro días y por una sola persona, nos permite de nuevo movernos por un entorno infinito, en solitario o compartido con otros, representando un rol de entre varios posibles. De nuevo el objetivo es explorar el espacio, pero si eres ambicioso puedes liderar un ejército o construir un imperio. Josh Parnell, su creador, sólo tiene veinte años.
Sin dejar la ciencia ficción,_ Star Citizen_ es otro juego apoyado por financiación colectiva, que acumula ya más de 46 millones de dólares. La idea es recorrer la galaxia, aunque el estilo se acerca más a los simuladores espaciales tipo Wing Commander.
Dead Rising 3, un juego de terror de temática zombie, no sólo genera los paisajes, texturas y geometrías, que además están hechas a mano, sino que cada muerto viviente poseerá características propias: pelo, ropa, colores, texturas, y por supuesto sus respectivas heridas o mutilaciones. Los creadores de_ Dead Rising_ han modelado cada elemento para que luego se combinen entre sí.
The Division, creado por el estudio Ubisoft, responsables del célebre Assassin´s Creed, llegará en algún momento de 2014 para Play Station, XBox y PC, aunque también será juego online y para tabletas y móviles.
Este juego de rol basado en un mundo abierto ideado por el novelista Tom Clancy sumergirá al jugador en una Manhattan asolada por una epidemia. Recorreremos esta zona de Nueva York arrasada y salvaje, aunque será posible moverse a otros puntos. Habrá escenas de acción en tercera persona, podremos ingresar en un clan, formar alianzas o combatir contra otros jugadores. Existirá la opción de juego en solitario para aquellos que prefieran iniciarse con calma.
Cada juego procedural que aparece en el mercado, y nos estamos dejando unos cuantos en el tintero, suele compararse con uno de los más míticos y misteriosos de los últimos años: Minecraft.
Minecraft es un juego de mundo abierto desarrollado también por una sola persona: Markus Notch Persson, en 2011. El juego tiene dos modos posibles: supervivencia y creativo. En el primero deberemos reunir recursos para mantener la salud, en el segundo, los recursos serán ilimitados para poder centrarnos en la creación.
El objetivo es bastante extraño: simplemente debemos colocar o destruir bloques o cubos, que representan diversos elementos naturales: tierra, piedras, árboles y otras materias primas. A lo largo del juego encontraremos otros jugadores, y también criaturas pacíficas, como animales típicos de la naturaleza, y violentas: monstruos, zombies o esqueletos, que nos atacarán por la noche.
Cada jugador interpreta Minecraft de una manera. Quizá ese sea su gran éxito, y el de todos los juegos procedurales: la sensación de libertad del jugador. De que el mundo que explora es tan extenso como la vida misma.