He descubierto este kit de ordenadores para niños y al instante he deseado tener ambas cosas, el kit y un niño de la edad suficiente para montarlo con él: www.kano.me
Hay que reconocer que la tecnología tiene un lado en exceso pasivo. Muchos expertos recomiendan que un niño por debajo de los tres años no vea televisión en absoluto, y a partir de esa edad solo de forma controlada. Los riesgos son muchos y se han enumerado a menudo: Obesidad, impacto en la dieta, problemas de desarrollo psicosocial y emotivo...
Ahora bien, la posibilidad de montar un aparato o diseñar un juego ya es un asunto distinto. La tecnología forma parte de la vida a partir de todas las edades, ¿por qué no enseñar a abordarla desde un punto de vista creativo? ¿Por qué no inculcarles que no somos meros consumidores, sino que podemos controlar un dispositivo y hacernos más libres gracias a él?
He leído que los grandes dueños de las principales compañías de internet (Amazon, Wikipedia, Google) se formaron en escuelas Montessori donde no había contacto con la tecnología, pero en cambio se valoraba la expresión personal de cada alumno y se potenciaban al máximo sus capacidades. Si estas personas llegaron a triunfar después en su carrera es porque tenían la imaginación y confianza suficiente para convertir sus aficiones en proyectos prácticos.
Con esa intención, he encontrado lugares como la asociación Con Más Futuro. Realizan campamentos tecnológicos donde tienen lugar actividades de programación y diseño: videojuegos, música digital, robótica: www.conmasfuturo.es/
Lo mismo hacen ArganBot, expertos en robótica educativa, con actividades para niños y adultos: http://arganbot.blogspot.com.es
Todos los años se celebra en Madrid, en el mes de abril, el festival Malakids, que ofrece un montón de actividades para fomentar la creatividad de los más pequeños: Talleres de Minecraft, exposiciones y creación de robots con materiales reciclados, construcción de Lego y matemáticas, animación en StopMotion… ¡hasta impresión 3D!: http://kideoo.com/malakids/
De la misma manera que ver a un niño hipnotizado frente al televisor durante horas me resulta inquietante, no hay nada mejor que encontrárselo inventando historias y artilugios con la imaginación desbocada. No importa si es con juguetes tradicionales o nuevas tecnologías. ¡Ahora, todos a jugar!