La llegada de los smartphones trajo consigo un forma más rápida y sencilla de comunicarse, una nueva forma de entender las relaciones sociales e interactuar pero por supuesto también acarrea algunas consecuencias negativas.
De este modo, la adicción por los nuevos dispositivos móviles ha generado también nuevas enfermedades e incluso alguna que otra nueva fobia.
Fobias tecnológicas
Aproximadamente el 10% de la población española sufre de algún tipo de fobia ante determinados estímulos o situaciones externas. El doctor Miguel Gutiérrez, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, explica cómo aparecen estas fobias: se trata de un miedo desproporcionado, que no se corresponde con la situación por la que atraviesa la persona y da lugar a una patología, convirtiéndose así en un miedo patológico.
Las fobias más comunes que hay, es decir, las que afectan a un mayor número de españoles actualmente son el miedo a afrontar situaciones sociales, el miedo a hablar en público (glosofobia), a comer o beber delante de los demás, a conocer a gente o a enrojecer enfrente de otros (ereutofobia).
Entre las fobias recientemente descubiertas y relacionadas con la tecnología destacan especialmente la retterofobia, que es la fobia a escribir mal un mensaje de texto en el móvil (revisión varias veces) o la nomofobia, el miedo a vivir sin móvil.
¿Qué es concretamente la nomofobia?
El término nomofobia proviene de no-mobile-phone, es decir, la dependencia al teléfono móvil llevada al extremo. Con dependencia nos referimos al miedo a no estar conectado, angustia al dejarse el teléfono en casa o la necesidad de consultar el teléfono cada pocos segundos.
Sus principales síntomas son la sensación de ansiedad, taquicardias, pensamientos obsesivos, dolor tanto de cabeza como de estómago y náuseas.
Esta dependencia en realidad no es del aparato en sí, sino de los demás, el móvil es una manera de estar conectado por lo que esta adicción en el fondo es un problema de autoestima. De hecho, la inseguridad es el factor más común que causa la nomofobia.
El mejor método para averiguar si sufrimos esta fobia es monitorizarnos, es decir, apuntar lo que consideramos que sería un uso razonable del teléfono, apagar el móvil durante las comidas o las reuniones familiares y procurar priorizar la realidad al mundo virtual.
Si nos damos cuenta de que la ansiedad se apodera de nosotros al dejarnos el teléfono en casa, lo más recomendable es consultar con una persona especializada en dependencias, adicciones y el tratamiento de la seguridad personal y la autoestima.
Otras fobias relacionadas con la tecnología
Cibermareo: es un efecto secundario del uso de varias aplicaciones 3D para iPhones y iPads. La desincronización que se da entre el movimiento de los ojos y las señales que recibe el sistema que regula el equilibrio, que el cerebro interpreta como movimiento real, pueden causar náuseas, fatiga visual y mareos.
iPostura: sentarse encorvado es una postura común para los usuarios de dispositivos móviles y puede provocar una presión en la columna que cause dolores de cuello y hombros.
Síndrome de la vibración fantasma: síndrome neurológico provocado por la dependencia del teléfono que se caracteriza por la sensación de que el teléfono vibra incluso cuando el móvil está apagado o no se lleva encima.
Síndrome del ojo seco: visualizar constantemente una pantalla reduce un tercio el número de parpadeos, lo que causa cambios en la producción de lágrimas y provoca daños en los ojos.
Dolor dactilar: utilizar de forma constante la pantalla táctil de estos dispositivos puede causar dolor y calambres en dedos, muñeca y antebrazo. Estos síntomas pueden acarrear a largo plazo inflamación de tendones.