Internet ha facilitado los contactos sociales a distancia. Los teléfonos móviles están llevando las formas de comunicación a nuevos territorios. Hemos recorrido un camino largo desde los chats originales (¿alguien recuerda el mIRC?). Quizá se podría hablar de una red social 2.0.
Los primeros chats, el IRC o Messenger, o los actuales Whatsapp o Telegram, entablan comunicaciones de tú a tú o en grupo, pero siempre con el propósito directo de hablar o enviar un mensaje. Ahora nuevas aplicaciones amplían ese abanico de maneras más abstractas, abiertas a la interpretación, más emotivas y menos centradas en las palabras concretas que se dicen.
De las miles que hay, demasiadas para enumerar, hemos rescatado algunas de las más originales.
Hola, mundo
Muy curiosa es 20 Day Stranger, donde durante ese período el usuario comparte su vida con un completo extraño. La información que se suministra es muy genérica, suficiente como para generar interés sin desvelar la identidad: a qué hora nos levantamos, si estamos caminando o parados, qué tiempo hace donde vivimos. Tras esos veinte días, se permite mandar un breve texto al extraño, por si el usuario quiere llevar la relación un poco más allá. Esta app ha sido diseñada por un miembro del prestigioso MIT.
Tworlds sigue un patrón parecido. Su planteamiento es el siguiente: ¿alguna vez te has preguntado si alguien en el mundo está pensando lo mismo que tú en este momento? Esta app responde a esa pregunta. Para ello hay que seleccionar entre una serie de tags que resumen posibles sentimientos, hacer una foto que represente esa idea –no se admiten retoques ni filtros- y lanzarla a la red. La app localiza otro usuario que esté etiquetando lo mismo e intercambia las dos imágenes. De nuevo, total anonimato entre usuarios.
Whisper funciona de manera similar a estas otras dos. Permite compartir de manera anónima un pensamiento, expresarse con honestidad o, por qué no, contar un secreto. Incluye opción de chat con aquellos cuyo secreto nos haya gustado.
Wakie permite a los usuarios crear sus propias alarmas para el despertador. Todo vale: canciones, susurros, palabras, historias. Las mejores alarmas reciben la mejor puntuación, y cualquier usuario puede utilizarlas para despertarse cada día de buen humor.
Apps de contactos… en principio
Para los introvertidos hay también apps interesantes. Evitaremos las más obvias, las de contacto y búsqueda de pareja, para las que no podemos ni lanzar una estimación de su número.
Los creadores de Cuddlr opinan que a veces tan solo necesitamos un abrazo. Su app relaciona personas que buscan ese sencillo gesto. No parece que la idea de la aplicación rechace posibilidades románticas posteriores al abrazo, pero lo que sí está claro es que se buscan y se fomentan abrazos desinteresados, gestos humanos y tiernos sin otra perspectiva en mente. Cuddlr muestra el perfil entre los usuarios, que incluye una puntuación para sus abrazos, una medida que suponemos disuadirá a los que pretendan aprovecharse sin permiso de la cercanía física.
Romper el hielo con un desconocido es una tarea que requiere valor. Catalyst ayuda a los más tímidos. Permite iniciar una conversación con otros usuarios, con la seguridad de que el contacto ha sido aceptado: cuando el usuario inicia la aplicación, se le informa de otros en las inmediaciones, y puede hacer un “me gusta” a cualquiera de ellos. Si alguno de los usuarios escogidos también ha hecho un “me gusta”, ha habido un “flechazo” y se informa a ambos usuarios. Catalyst obliga a hacer un selfie diario –de nuevo, un recurso contra los perfiles falsos- y permite indicar en el perfil la situación sentimental con los colores del semáforo: rojo para los comprometidos, amarillo para los que están en una situación “complicada” y verde para los solteros.
Omegle se dirige a gente con ganas de hacer amigos. Se trata de un chat instantáneo y aleatorio, permite añadir intereses, que servirán para que Omegle busque personas con las mismas aficiones. El anonimato se mantiene hasta que los usuarios lo decidan, y el chat se termina cuando uno quiera.
Otras maneras de ser sociable
Resultan interesantes estas tendencias, en que por un lado se respetan –o eso queremos pensar- los anonimatos de los usuarios y al mismo tiempo se ofrece un lugar seguro donde expresarse y compartir ideas.
Quizá se ha cumplido la predicción de Mark Zuckerberg de que algún día todo el mundo compartiría su vida y la privacidad carecerá de sentido –esos 1,390 millones de usuarios de Facebook lo hacen pensar. Sin embargo, también hay usuarios que prefieren hacerlo según sus propias reglas.
Al final está resultando que quienes quieren proteger su identidad lo consiguen, incluso aunque compartan su vida en internet de vez en cuando. Quizá sigan existiendo proyectos hegemónicos como Facebook, donde millones de personas exponen su vida entera, pero nos gusta saber que en el ecosistema de internet hay espacio para opciones sociales alternativas.