Cuando hablamos de oversharing (literalmente sobrecompartiendo) nos referimos a un término anglosajón acuñado recientemente con el que se ha denominado al síndrome de compartirlo todo en Internet sobre tu hijo, tu gato, tus cenas o tus plantas.
Y es el que la masificación del uso de las redes sociales ha traído consigo una serie de nuevos hábitos entre sus usuarios entre los que se encuentra esta ingente necesidad de compartir todo lo que están haciendo en cada momento del día.
Lo cierto es que la era digital ha cambiado en buena parte la forma de interactuar socialmente. Por ejemplo, ahora ya son muchas las personas que prefieren expresarse a través de las redes sociales, comunicar emociones y acontecimientos a través de ellas. Entre esos hechos importantes a compartir el más destacado es el nacimiento de los hijos y su posterior desarrollo.
Hablar sobre nuestros hijos en las redes sociales
Como tantas otras cosas, el término medio es la medida correcta pero también es un punto al que resulta más difícil llegar. El diario Huffington Post publicó recientemente una investigación realizada por la empresa Posterista en el Reino Unido en la que se daba a conocer la rapidez con la que los niños aparecen en las redes sociales. Por ejemplo, un 74% de los padres encuestados reconoció haber subido una foto de sus bebés aproximadamente una hora después de su nacimiento.
De acuerdo con sus resultados, un 94% de los padres suben a las redes sociales fotos de sus hijos, el 64% lo hace tres veces a la semana y un 21% tres veces al mes. Tan sólo un 6% aseguró que nunca subiría fotografías de sus hijos a Internet. El medio favorito para mostrar estas fotografías es Facebook, con un 77%, seguido por Instagram con un 48% y Flickr con un 32%.
Los motivos con los que ellos justifican la subida de estas fotografías son en primer lugar mantener a familiares y amigos lejanos informados, después expresar el amor que sienten por sus hijos y finalmente almacenar recuerdos. Un 22% lo hace para presumir de que sus fotografías son mejores que las de los otros padres.
Consecuencias para los niños
Es un tema complejo puesto que aunque resulte totalmente normal y lógico querer expresar la felicidad que genera tener un hijo, sobrepasar el límite supone una sobreexposición que puede tener consecuencias negativas para los niños debido a su pérdida de privacidad y a que obviamente muchos acontecimientos deberían quedarse en la intimidad de la familia.
La seguridad también es un aspecto importante a tener en cuenta puesto que las consecuencias de esta huella digital que se genera en los niños por el momento son impredecibles debido a que son la primera generación que se enfrenta a este problema.
Los nativos digitales
Como ya hemos dicho, es la primera generación que se enfrenta a este problema, los conocidos como nativos digitales son personas que han convivido con Internet desde su nacimiento. De acuerdo con las cuentas de la empresa AVG, la huella digital de los que tienen hoy 30 años se remonta como máximo a 10 o 15 años atrás pero estos bebés cuando alcancen esa edad llevarán ya más de tres décadas de vida digital. Nadie puede aventurarse a decir si eso será bueno, malo o normal porque efectivamente las consecuencias de esa sobreexposición a Internet solo las conocerán los nativos digitales cuando crezcan y se enfrenten a los resultados de la pasión de sus padres por contar su vida en las redes sociales.