Puede que vaya llegando la hora de decir adiós a las teorías de la globalización, el multiculturalismo, el fin de la Historia de Fukuyama, etcétera. Si en lo político vivimos en un mundo cada vez más cerrado en sus propias fronteras, tal vez Internet –invención de alcance planetario donde las haya- siga los mismos pasos.
Empezamos este artículo investigando sobre una noticia que habíamos oído, la de que China estaba desarrollando su propia red de Internet, y terminamos encontrado otra noticia que no esperábamos, la de que Rusia quizá esté haciendo lo mismo.
No es algo nuevo: se habla de la independencia china en Internet desde hace por lo menos siete años. En concreto, el imperio de Xi Jinping lleva tiempo probando un protocolo IPv6 personalizado. ¿El motivo? Evitar ataques informáticos y superar las restricciones de espacio actuales. También garantizar un mayor control y seguridad para sus usuarios.
Tales fueron las declaraciones de Eric Schmidt, antiguo CEO de Google y Alphabet, que comparó el proyecto al BRI, Belt and Road Initiative, una especie de nueva ruta de la seda por vía marítima y ferroviaria, como ejemplo de los ambiciosos planes de infraestructuras chinas.
Podría darse otro ejemplo, aunque este no está confirmado: la creación de un estándar bancario chino ajeno al SWIFT norteamericano. Estándar en el que estaría participando Rusia, por cierto. Luego volveremos a las alianzas ruso-chinas.
Así pues, lo que empezó con un desarrollo de sus propias aplicaciones (su YouTube, Youki, su Instagram, Douyin, su WhatsAp, WeChat, su Facebook, Weibo, su Google, Baidu, su Amazon, Alibaba, su Uber, Didi…) se ampliaría al uso de una red independiente. No hay motivos para pensar que fuera a salirles mal la jugada. En otros tiempos, las aplicaciones chinas eran meras copias de las occidentales. Ya no es así. Desde hace años los productos chinos marcan tendencia al otro lado del planeta. Alibaba prevé unas cifras de dos mil millones de usuarios en todo el mundo, de los cuales solo la mitad serían chinos, para 2025.
Con todo esto, cabe preguntarse si llegará algún día una especie de Brexit chino de Internet. Es muy aventurado afirmarlo, pero como decíamos al principio, investigando sobre ello descubrimos… que el Kremlin lo hizo las pasadas navidades. El 23 de diciembre de 2019, el Ministerio de Desarrollo y Comunicaciones Digitales ruso probó su propia conexión de forma localizada. Según fuentes del gobierno, el experimento finalizó de manera exitosa.
No es coincidencia que encontráramos la noticia mientras pensábamos en China. En 2015 Xi Jinping y Vladimir Putin acordaron cooperar en materia de seguridad internacional, para, en última instancia, desarrollar un Internet a su medida. En el caso de Rusia, esta ya tiene su propio nombre, RuNet.
Por curioso que parezca, la mayoría de opiniones de los expertos no solo lo desmienten sino que refuerzan esta polarización tecnológica. Kai-Fu Lee, ex-directivo de Google en China, da por perdida la batalla de su empresa en su país natal. Y al revés, Lee no imagina un futuro para Baidu fuera de las fronteras Chinas
Tampoco es que lo necesiten: el continente asiático es grande, joven, poblado y lleno de oportunidades, al contrario que el viejo continente europeo o los Estados Unidos. Tienen espacio de sobra para crecer.
Sin tratar de sonar alarmistas, todo parece indicar que un nuevo telón entre oriente y occidente, salvo que este no estaría hecho de acero, como decía metafóricamente Churchill, sino de código informático.