La semana pasada parecía que el Apocalipsis llegaba a Twitter: decisiones contradictorias sobre el check azul, despidos masivos, ataques furibundos a su nuevo dueño Elon Musk, el cierre de las oficinas por parte de este por miedo a sabotajes, el regreso triunfal de Donald Trump y los mensajes de odio que desencadenó... Sin embargo, el fin de semana de cierre ha pasado y, como el dinosaurio, al despertar Twitter seguía ahí.
Si Twitter está abocado a la extinción, no sucederá de golpe sino muy despacio. Y no pensamos que vaya a suceder. La polémica no lleva necesariamente a la decadencia, hasta puede que incentive justo lo contrario.
En todo caso, nosotros hemos empezado a trastear con el Fediverso. Ya sabéis: ese protocolo de instancias descentralizadas, de código abierto, libre de publicidad y algoritmos de muestreo de entradas y (en principio) sin ánimo de lucro. Su red más celebre, y alternativa a Twitter, es Mastodon.
El Fediverso es casi tan antiguo como las propias redes sociales: ya en 2008 surgía identi.ca, su primera instancia pero, salvo un conato de expansión en Diáspora hace unos años, no había cobrado presencia masiva hasta la crisis de Twitter y, en menor medida, del hundimiento de Meta, ese invento de Mark Zuckerberg que ha fundido la mitad de su fortuna, que pincha en bolsa y que nadie termina de saber lo que es.
En el pasado, el Fediverso era extraño y poco intuitivo. La mejora en diseño y usabilidad también ha contribuido a su expansión. Recientemente, Mastodon ha superado el millón de usuarios mensuales.
Este mes han aparecido un montón de artículos interesantes sobre Mastodon y el Fediverso, por ejemplo este de Business Insider. Por nuestra parte compartimos esta imagen de cabecera donde podéis conocer de un vistazo las principales instancias del Fediverso según el fin que os interese: microblogging, compartir imágenes, vídeos, etcétera. Un buen resumen de lo que es hoy este reducto en Internet, imperfecto si se quiere, pero lleno de futuro.
Fuente de la imagen | Wikipedia
