En pasados artículos hemos hablado de los lectores de libros digitales y tradicionales, y del papel mixto que realizan las editoriales jóvenes en el cambiante panorama literario actual. Esta vez hablamos con Mariela González, autora de ficción y de ensayo, que ha vivido toda su vida profesional entre el mundo físico y el de los unos y ceros, sobre cómo percibe y se relaciona en este nuevo paradigma.
¿Influyen en algo las nuevas tecnologías, o Internet, en la redacción de tus obras? ¿Crees que tus argumentos reflejan estos cambios, o tu inspiración parte de otros lugares?
Pienso que los avances tecnológicos siempre son un alimento para la imaginación de quienes cultivamos el género fantástico, y no solo a la hora de escribir ciencia ficción. Al fin y al cabo, uno de los efectos visibles más importantes de las nuevas tecnologías es cómo están configurando nuevas esferas de interacción y comunicación humana, algo que se puede extrapolar a historias en todo tipo de ambientaciones. En mi caso, más de una vez he leído artículos o noticias relacionados con la actualidad tecnológica y se me ha encendido en la cabeza la bombilla del “¿Y si…?”, plantando la semilla para un relato. El acceso masivo a la información que tenemos a través de Internet, la posibilidad de compartir conocimientos y aprender de muchas fuentes… suponen un estímulo para la imaginación constante.
¿Hay alguna herramienta digital que te sea de utilidad en tu trabajo?
Para mi última novela utilicé Scrivener, una herramienta para escritura que no solo ofrece muchas posibilidades a la hora de maquetar y presentar un texto, sino que también facilita el tener toda la documentación a mano, crear escaletas, fichas de personajes… Lo que viene siendo una navaja suiza para escritores. También manejo diversas herramientas de organización y productividad, tanto a la hora de escribir como de trabajar, que han terminado por convertirse en compañeras inseparables: Evernote, Trello, Pocket… Me gusta tenerlo todo sincronizado en diferentes dispositivos, para tener la libertad de utilizar otros cuando no puedo estar frente al PC (el móvil o el iPad, por ejemplo).
Aparte de tu educación, tus lecturas y tu talento como escritora, ahora mismo vives conectada a todo el mundo, a grandes bases de datos, a información en directo sobre cualquier rincón del globo… ¿qué crees que beneficia más a tu trabajo, tu formación de base o todo ese conocimiento que hay ahora a tu disposición?
Una de las grandes ventajas de esa cantidad increíble de conocimiento que tenemos a nuestra disposición es que nos anima a tratar de ir más allá de nuestra formación de base, en mi opinión. Y, por supuesto, es un gran incentivo para la imaginación, como comentábamos antes. Mi formación me ha dado la clave para saber dónde buscar información, en muchas ocasiones, pero sin duda hay fuentes y bases de datos que me han ayudado a profundizar muchísimo más.
Hoy en día se muestran capítulos de adelanto de novelas, las historias se conciben como sagas, con sus precuelas y secuelas, se editan enciclopedias sobre mundos como los de George RR Martin, incluso vuelven los libro juegos… ¿Se está convirtiendo el libro en una obra abierta, interconectada a un mundo de secuelas, adaptaciones a cine o videojuegos, etc, o más bien el libro es un objeto único y lo demás va aparte?
Pienso que Internet, y el universo transmedia, han ayudado a que el libro deje de concebirse como una realidad cerrada en sí misma, como una experiencia aislada que termina en la última página. Es un sueño hecho realidad para muchos de nosotros: cualquier lector ávido ha sentido siempre esa necesidad, esa urgencia, de conocer y adentrarse más en el universo que le ha cautivado durante cientos de páginas. Existe un riesgo aquí, claro, el de la mercantilización excesiva, pero desde luego es fascinante que una obra pueda ramificarse y mutar en experiencias de todo tipo. Tanto para el lector como para el autor: creo que debe de ser muy gratificante ver cómo tu historia, tus personajes… cobran vida en otro medio, adaptándose a él. Tal vez creciendo y evolucionando a través de otras miradas.
La experiencia que ofrecerá el libro siempre será única, y el lector siempre tendrá su propia visión de la historia grabada a fuego por encima de otras interpretaciones, pero el trasvase entre medios no hace sino enriquecer el panorama cultural. ¡Y eso siempre es bienvenido!
Hace años la fantasía vivió un auge gracias al mencionado Martin, Patrick Rothfuss y autores españoles como José Antonio Cotrina, Laura Gallego o Javier Ruescas. Antes de eso hubo una fiebre de zombis, y antes aún, de vampiros, de novela negra... Hoy todo parece fragmentado: pervive la fantasía, pero también vuelve la ciencia ficción con fenómenos como Ready Player One, Seveneves, novela de Neal Stephenson recomendada por el mismísimo Bill Gates, The Martian… Surgen géneros como la fantasía oscura, el grim dark, el weird, la literatura bizarra… ¿Son imaginaciones nuestras? ¿Puede haber relación con estos tiempos convulsos en lo político, económico y social?
Se ha hablado mucho de este tema, de hecho. El auge de las historias de zombies que hemos vivido desde principios del siglo XXI, aproximadamente, no es para nada casual: se ha analizado en muchas ocasiones, desde la óptica de los estudios culturales, cómo la figura del muerto viviente encierra un simbolismo en torno a la angustia existencial, las migraciones, el desarraigo… También el grimdark, esa corriente que dota a la literatura fantástica de un toque siniestro y agreste, puede verse como una reacción a los tiempos desesperanzados que vivimos, donde los ideales y los valores se ven socavados (en este sentido, es muy interesante este artículo de Alberto Morán Roa, Grimdark o la aceptación de la derrota). Los géneros literarios se empapan inevitablemente del contexto que les rodea, y resulta muy interesante observar en perspectiva cómo se adaptan y moldean para ofrecer una respuesta, a veces en distintas direcciones.
Lo que demuestra todo esto, sin embargo, es que el género fantástico, en toda su extensión, no tiene nada de ese escapismo vano que se le achaca muchas veces por parte de quienes no quieren dedicar un rato a conocerlo. Todo lo contrario: desde la fantasía, la ciencia ficción y el terror (por citar las tres grandes “patas”) es posible desarrollar metáforas y representaciones muy complejas y efectivas, y movernos a la reflexión de un modo muy íntimo al alejarnos de nuestros escenarios conocidos.
Mariela González (Sevilla, 1982) es licenciada en Periodismo con Diploma de Estudios Avanzados en Literatura y Comunicación, especializada en género fantástico. Ha publicado, entre otros, los libros de ensayo: ‘Más allá del tiempo: Chrono Trigger / Chrono Cross’ (Héroes de Papel) y ‘Lágrimas de luz: posmodernidad y estilo en la ciencia ficción española’ (Spórtula) y las novelas ‘Heredero del Invierno’ (Carlinga Ediciones), ‘Historias del camino’ (Kelonia) y 'Gotterdamerung' (Héroes de Papel) y ganado diversos premios de relato. Trabaja como responsable de comunicación freelance para estudios de videojuegos y tecnología; además, escribe sobre juegos indie en la revista online Indie-o-rama y sobre literatura en el blog de la editorial Carlinga Ediciones.